Mi primer viaje a un país extranjero fue a Portugal. Desde entonces es uno de los destinos favoritos en mi agenda viajera al punto de que cada poco tiempo dedico unos días a recorrer su geografía. En esas rutas, o más bien escapadas, he tenido ocasión de recopilar algunos de los más bonitos lugares de Portugal, enumerados en esta lista que por supuesto tiene mucho de subjetivo.
Lisboa
La capital lusa es una de las ciudades más interesantes de cuantas he visitado en Europa. Lisboa se hizo un hueco en las rutas viajeros a partir de la Expo 98, cuando la ciudad se dio a conocer verdaderamente al mundo, mostrando su mejor cara. De aquella exposición quedó un interesante legado, si bien son los dos puentes, el del 25 de abril y el de Vasco de Gama sus principales valedores.
En Lisboa hay que recorrer a pie el barrio de Belém, visitar el monasterio de los Jerónimos, tomar los dulces típicos, hacer una foto al monumento a los descubridores saludando al Tajo, y posteriormente visitar los barrios de la ciudad enclavada en dos grandes colinas. Los tranvías suponen la mejor guía para recorrer calles estrechas que nos llevan a pasar ante la Catedral y subir al Castillo de San Jorge. Cualquier visita a Lisboa se antoja corta con tanto por visitar.
Sintra
Durante siglos fue la sede de la corona de Portugal. Esta villa entre montañas situada a pocos kilómetros al norte de Lisboa es una oda a la belleza arquitectónica. Los reyes de otros tiempos mandaron construir vistosos castillos con más de palacios que de fortalezas, en un enclave natural rodeado de árboles y con excepcionales vistas. Lo mejor es hacer la ruta por los palacios a bordo del autobús turístico, que sube las cuestas entre un bosque frondoso realizando paradas estratégicas en los mejores lugares de Sintra.
Coimbra
A medio camino entre Oporto y Lisboa la parada obliga a visitar Coimbra. En otro tiempo fue la ciudad universitaria por excelencia de Portugal. De hecho, aún hoy conserva su institución académica presidiendo la silueta del pueblo y siendo uno de los mayores atractivos de la villa portuguesa. La biblioteca de la universidad es otro de los atractivos indiscutibles de Coimbra, pues la belleza no solo está en lo que se observa a simple vista, sino en lo que hay tras los muros. Pasear por las calles inclinadas lleva al viajero a pasar ante establecimientos con historias centenarias.
Oporto
Si Lisboa tiene un encanto que enamora, Oporto, la otra gran ciudad de Portugal, no se queda atrás. Oporto es una gran ciudad abrazada a un gran río. Esta circunstancia hace que en ella se den unas bonitas estampas que protagonizan miles de fotografías desde los miradores. Aparte el vino, que es un atractivo muy importante en la región, la visita a Oporto como uno de los destinos más bonitos de Portugal es ineludible. Uno de las visitas que me gusta hacer en Oporto es entrar en la librería en la que se rodó parte de la primera película de Harry Potter. La librería Lello e Irmão es probablemente la más impresionante de las tiendas de libros que existan en el mundo, y también una de las más antiguas, recopilando más de cien años dedicados al saber escrito. Si bien, para descubrir el encanto marinero de la villa con nombre de puerto hay que subir a un “rabelo”, embarcación típica de Oporto que complace a los turistas con un paseo fluvial por el Duero.
Évora
A pesar de que no siempre está incluida en las rutas turísticas, la ciudad de Évora es para mi uno de los diez lugares más bonitos de Portugal, o al menos de los más interesantes. Su proximidad con Mérida la salpica de historia de Roma, de la que es testigo perenne el Templo de Diana. Una de las visitas que se recomiendan en Évora es entrar en la capilla de los Huesos, si bien no es un espectáculo agradable para todo el mundo, pues sus paredes están forradas de huesos y cráneos en una clara alegoría a la muerte. Algo similar a otro destino de turismo necrológico por excelencia, el cementerio de Palermo.
Azores
Vale que no está en la península, pero es indiscutible que las Islas Azores forman parte de Portugal, y por tanto dignas de considerarse entre los 10 lugares más bonitos del país luso. La isla de Tercia es en realidad un volcán extinguido hace decenas de siglos. Hoy en día lo que en otro tiempo tuvo que ser una dantesca imagen de lava incandescente descendiendo de la caldera es todo un espectáculo de la naturaleza más frondosa. Las tierras ricas en nutrientes están cubiertas por doquier por una capa verde que contrasta con las más bonitas lauráceas. La caldera también ha sustituido el fuego por el agua, albergando dos lagos impresionantemente bellos.
Madeira
Funchal, capital de las Islas Madeiras, es otro de los atractivos turísticos de Portugal. También tiene su origen en islas volcánicas y como las Azores es la naturaleza la protagonista. En la “isla de las flores” una de las fiestas más importantes del año es la Fiesta de las Flores, donde una cabalgata alegre y primaveral brinda un espectáculo de color a quienes tienen el gusto de viajar al archipiélago portugués.
Setúbal
Volviendo a la península me quedo cerca de la capital portuguesa para recomendar otro de los lugares con especial encanto del país vecino. Setúbal bien parece un pueblo rescatado de la América colonizada. Así lo hace creer sus construcciones. Si bien lo que en realidad llama la atención y justifica la visita a Setúbal son sus playas de arena fina y blanca bañadas por el Atlántico. Merece la pena dar un paseo por la ribera litoral en cualquier época del año, especialmente en invierno, cuando son pocos los que gustan de disfrutar de este bello paraje.
Fátima
No ya el Santuario de Fátima, sino uno de los parajes naturales más llamativos de Portugal es lo que me llevó a esta región. Se trata de la Gruta Mira de Aire, situada a escasos kilómetros de Fátima. La cavidad llega a descender hasta 110 metros por debajo de la superficie. Dos enormes ascensores se ocupan de subir y bajar a los visitantes, que se encuentran ante sí ante la gruta más grande de Portugal, plagada de estalactitas y estalagmitas en una superficie total que supera los 10000 metros cuadrados.
Braganza
La condición de frontera hizo de Braganza un enclave estratégico donde los reyes portugueses pretendían crear un bastión de defensa y hacer ver su poderío. Braganza me recuerda a otra ciudad fronteriza, esta en suelo castellano, Ciudad Rodrigo. Con ella comparte la condición de frontera y la similitud en algunas de las construcciones, como castillos y elementos arquitectónicos que denotan la necesidad de defensa de otro tiempo y que hoy es uno de los atractivos turísticos de uno de los diez lugares más bonitos de Portugal.